«Me propuse liberarme del negocio con el fin de dedicar mi vida a la conservación y el trabajo medioambiental. Aún me pregunto cómo pude estar tan distraído con un negocio exitoso, tan enfocado en otra parte».
En la década de los ochenta, por el valor de un departamento de dos habitaciones en San Francisco se hizo propietario de un ecosistema completo: el fundo Riñihue de 17.000 hectáreas. Años más tarde, esa pieza esencial de la red de parques nacionales que Douglas Tompkins donaría al estado Chileno.